Revisiting lush
Because ultimately I was not aware of how much I miss it,
the trees and the rain, the smell of humid soil, glimpses of forest animals with big eyes
smiles in the faces of people running, walking, in simplicity and almost communion with life.
I feel is time to come back to life.
Atlanta and Denver...
b.
jueves, junio 21, 2012
viernes, mayo 04, 2012
Hambre de buen cine
Hambre de buen cine. Hablando sobre
“Hunger”
Ante el actual escenario en que se
desenvuelve el séptimo arte hoy en día, ante una industria tan carente de
espíritu fílmico, existen dos alternativas: Uno, consumir todo el cine chatarra
que se realiza en Hollywood y que tan masiva y prepotentemente se ha tomado las
salas; Dos: evitar ese mal comer y entregarnos a una dieta más sana, más
nutritiva, pero con alimentos más escasos y difíciles de encontrar. En términos
de consumo cinematográfico, “Hunger”, la ópera prima del inglés Steve McQueen,
es lo más saludable para nuestro estómago de espectador.
¿De qué va la cosa? “Hunger” es la
historia de Bobby Sands, un militante del “IRA”, preso político que terminó sus
días luchando por la causa irlandesa, en agonía, sin comer, en una huelga de
hambre que mantuvo hasta el final. Sin embargo, la cinta no tiene como
propósito esencial narrar la vida del personaje histórico, por lo menos no como
una propuesta biográfica, sino más bien, tomar prestado su figura, su lucha carnal,
en beneficio de una puesta en escena fílmica que, coordinada con la potencia
visual de los hechos, transforma a esta propuesta en la mejor sorpresa e
inyección de energía para una industria mundial que se estaba mal alimentando
hace muchos tiempo.
El gran aporte de “Hunger”, como empezaba
a explicar, es recordarnos que aún existe cine. Para esto el director vuelve a
utilizar las herramientas más esenciales. Esto es, volver a la imagen como
comunicador atómico que, en combinación con otras imágenes, forman la molécula
que define al séptimo arte como tal: imagen (en movimiento, por supuesto) más
imagen, igual significado, comunicación; una danza visual que nos cuenta más
allá, que es el ejercito retórico luchando por probar su tesis, enseñarnos una
idea sobre la existencia humana.
Se habla muy poco en la obra. El diálogo
más extenso ocurre en la mitad. Una secuencia de largos minutos dónde el
protagonista expresa sus ideas más profundas en contraposición a las de un
irreverente cura que pretende hacerle pensar diferente. Todo ocurre en un solo
plano, un único cuadro que busca solamente evitar cualquier juicio y lograr exponer
las dos vertientes ideológicas sin involucrarse demasiado. Echándose un poco
hacia atrás, y mirando desde lejos, que es precisamente como observamos la
acción; esta “batalla” es lo más significativo en diálogo.
El resto del film es una bocanada de cine
que seduce, compromete y fascina, con un método tan sencillo, tan esencial, tan
cinematográfico que a los cinéfilos de corazón nos toca en lo más sensible. Es
curioso, porque en una época inundada de ejemplos de película, con aderezos de
nuevas tecnologías y plagada de manierismos ridículos y efectistas, una cinta
tan sencilla, tan-repito el concepto-cinematográficamente esencial y acertadamente
minimalista, nos devuelva las ganas de seguir confiando en los autores.
Ojo, este es una película ruda, dura,
violenta, llena de esa violencia que SÍ toca. Es cruda, no tiene reparos en
mostrar la realidad como ella la entiende. Los presos en la cárcel la pasan
mal. Pero es ex profeso. Ellos buscan su dolor, porque saben que en cada golpe
y en cada autoflagelación hay un llamado a luchar, hay un grito sangrante hacia
el exterior, hacia el resto de la gente que vive enajenada y adormecida por los
medios. Ellos saben que su sangre es la lucha, y, como goce adicional, logran
hincharle las pelotas a los guardias, que tienen que arreglárselas limpiando
las celdas barnizadas con excremento o trapeando la orina que, en conjunto y
coordinadamente, los internos lanzan hacia afuera de sus habitaciones, hacia un
pasillo que termina inundado y apestando a ácido úrico.
“Hunger”, hambre en español, no sólo
refiere su título relacionándolo a la huelga de alimento que el protagonista
instaura, sino también a la necesidad de justicia para el pueblo Irlandés,
golpeado por las fuerzas de choque policiacas de la reina y asesinado por la
milicia inglesa en aquel domingo sangriento donde los inocentes murieron.
“Hunger” se une a la lista de operas
primas notables, encabezadas por la elegida mejor primera película de la
historia, “El cuchillo en el agua” de Roman Polanski, que le pavimentó el
camino al talentoso director polaco y, que, seguramente, hará lo propio con
McQueen que ya estrenó su siguiente film, “Shame”, sumando excelentes críticas
acompañadas de advertencias por su alto contenido erótico y sexual.
Gracias McQueen por darnos de comer sano de
nuevo…
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