viernes, septiembre 23, 2005

Un estado de cosas lamentable

La historia tiene maneras curiosas de repetirse, de ser, de mostrar su cara. La historia de los Estados Unidos ha sido grande, amplia, desde sus orígenes. Gran cantidad de inmigrantes, gran cantidad de tierra, donde la vista se perdía y de una costa a otra, miles de vidas unidas no alcanzan a cruzarla. Grande la arquitectura, las ambiciones, los grandes planes.
La grandiosidad y lo único se combinan para también forjar una visión de la vida, un sueño
también
grandes.
Pero a grandes males, grandes remedios.
Siendo todo, lo conocido y su reverso, grande, las verdades, las mentiras, los sueños y las pesadillas, las ingenuidades y las perversiones.
Un lugar donde la imaginación anda rampante encuentra anchas avenidas donde manifestarse.
Tal vez pasó el tiempo de los sueños, tal vez es un intermezzo, pero lo cierto
es que el país del norte atraviesa una serie de situaciones lamentables, catastróficas.
Desde un payaso por presidente hasta los desastres nacionales, naturales, de todo tipo.
Y lo peor es que no hay ningún héroe de ficción o real capaz de dar la cara o de evitar el golpe.
Hace rato que las noticias de todas partes dicen de lo terrible que va todo, de lo poco que somos, de lo frágil que es este equilibrio llamado vida.
Hace rato.
El maremoto en India, las guerras, los pueblos sufriendo, los huracanes, los terremotos.
Será acaso la manera que tiene la tierra de sacudirse una plaga, terminar con un conjunto de eventos dañinos para ella, será eso.
El estado de cosas lamentable no es solamente en Estados Unidos. Es generalizado.
En qué pie estaremos nosotros, los que no decidimos sino que no tenemos más que obedecer pues así es como está estructurado todo.
El mito de la democracia es tan ilusorio como el del sueño americano, el paraíso, el eterno status quo que no varía. Ilusión de seguridad: trabajo seguro, sueldo seguro, vida tranquila, el control de lo mutable.
Pero la vida es aleatoria y nuestro intento por poner puertas al campo a veces no es sino eso, un intento.
Un componente biológico, uno físico, uno metafísico, uno aleatorio. Combinación de los cuatro da la vida. Las explicaciones y teorías de que uno prime sobre el otro, también es un intento.
Todos tenemos que ver y nadie tiene que ver.
Todos estamos en este barco, y aunque todos somos iguales, parece que hay algunos más iguales que otros.
Y a todos, a todos nos hermana la muerte.
Con tan lúgubre panorama, aún tengo fe
de que algo cambie. Y ojalá que así sea porque esto
está del carajo.
b.

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