lunes, marzo 14, 2005

On being an angel

¿Qué es lo ideal? En tu mundo, en el mío, no sobre el que vivimos, no dentro del cual estamos. Me refiero a lo ideal para ti, a ese pensamiento recurrente que te acompaña a la cama por las noches, a veces se asoma a tu sueño, a veces no, y que también se aparece de la nada misma por tus amaneceres. Lo ideal en relación con esa recurrencia, lo ideal con ese deseo casi engavetado, casi olvidado, casi casi un olvido.
Esta chica, esta chica que ahora estoy descubriendo cuando ha pasado tanto, tanto de su vida y tanto su muerte, de su muerte antes de los 30, me ha impactado. El primer acercamiento llegó en una postal. Postal que se llama "On being an angel". Hay otras. Otras en un libro. En exposiciones. Su libro salió a la luz el mismo año que ella salió de otra luz. Nació en Denver. Estudio en Boulder. Itineró y estudió también en Italia. Vivió en Nueva York. Allí murió. Sus fotos son un juego que a veces inquieta. A veces no está, a veces está velada, a veces su protagonismo se limita a un lenguaje y a una tortura. Tortura en su cabeza. Eso, esa materia, esos recuerdos, esas sensaciones son ahora nada. Nada, pero no tan nada. Son un recuerdo atestiguado en fotografías, en la predilección por el blanco y negro. Qué sería lo ideal para ella, me he preguntado. Algunas de sus fotos, me repito me inquietan. Otras me hacen olvidar, como suele pasar cuando uno mira un desnudo, un paisaje, un objetivo, que el tiempo ya lo ha manchado de patina, la misma que bordea los viejos espejos, las viejas lunas que creemos son los espejos.
A qué estaría jugando, me he preguntado. Pero es que recién ahora la aprendo, la conozco como se conoce a quien ya no está y se echa mano de los recuerdos de terceros. Ni eso en este caso. En fin. Me he quedado prendado de esta muerta, de esta torturada en viva. Me han aterrado un par de sus fotos. Me ha dejado marcando ocupado...lo que me lleva, como en rotonda a lo ideal, a ese sueño que descansa sin que se agote en su espera. Pero se agota. Eso es lo triste. Se agota y se desvanece y cuanto queda es el olor de un incienso, una mancha que creemos identificar, un-valga la redundancia de este eterno párrafo- recuerdo. Y ¡clic!
Lo ideal:
Pour moi, c'est mon roman. Mi novela. Es pasar seis meses del año en un hemisferio y los otros 6 en el Caribe, en mi isla que navega a mediodía. Pero la cosa no es sencilla ya que perdí la oportunidad de casarme con una millonaria que financiera mis sueños, una mecenas. Las que he encontrado dispuestas a hacerlo son ricas en espíritu pero tan pobres como nuestro héroe. Bromeo... creo.
Ideal es,
es ver a mis tres enanos crecer como árboles. Quererlos. A ver, me estoy repitiendo así que cambio de canal. En fin. Collage: He guardado la corona que me dieron cuando me fui de Tebas. Luego me despidieron en el puerto. Ellas tenían el rostro iluminado por esa curiosa tonalidad que da la pena. Dejé el puerto y mis amores. Dejé mi tierra y sus leyes inmutables mas cambiantes. Dejé mis embriagadas mañanas llenas de sol y cantos de ruiseñor. El barco, esta nave, se dirigía hacia el corazón de una aurora, hacia un borde cercano y distante. La nave, la nave que siempre se va, me mostraba mientras el surco quedaba y se cerraba como una herida sobre el mar, mis holas y mis adioses. Eso era Tebas. Eso es Tebas. Rodeó la cruz del sur el barco y allá, allende otra luna, el amor decía hola y adiós decía. Allí estaba el sueño, allí lo ideal. Allí estábamos todos, incluidos los que quedaron, los muertos y los por nacer. Hola dije y adiós también.
Clic!
El nombre de la chica es Francesca Woodman. Búscala en google.
Cambio y fuera

Aldo Iván Rodríguez © 2005 Todos los derechos reservados.

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